jueves, 7 de junio de 2012


ORIGEN Y FINALIDAD DE LA FILOSOFÍA

El ser humano comienza a filosofar cuando pierde las certezas que tenía de todo lo que hay a su alrededor y no tiene en dónde apoyarse para no caer. Esto es así porque la filosofía pretende ser un saber sin supuestos, es decir, que no parte de nada anterior a sí mismo.
Todos los otros conocimientos del hombre parten de un conjunto de supuestos que no se discuten. La filosofía, en cambio, pretender ser autónoma, no depender de nada. Por lo tanto las inquietudes que ella se plantea, y que trata de responder, son las más fundamentales para el hombre, por ejemplo: ¿qué soy yo? o ¿Qué es el mundo?

De dónde viene la filosofía
El origen de la filosofía ha sido una cuestión controvertida a lo largo de la historia del pensamiento. Por lo general se  ha considerado que la filosofía nace con los griegos, pero no se consideraba necesario explicar cómo se había producido el surgimiento de esa nueva forma de pensamiento. Fue a partir de la polémica que suscitaron los filósofos alejandrinos durante el período helenístico cuando el origen de la filosofía comenzó a convertirse en un problema. Finalmente, fue a lo largo del siglo XX cuando se comenzaron a encontrar respuestas explicativas de la aparición del fenómeno filosófico, de estas podemos destacar dos teorías: una que defiende el origen oriental de la filosofía y otra que aboga por el origen griego de la filosofía. 

Elementos orientales en la filosofía griega.
Los defensores de esta hipótesis sostienen que los griegos habrían tomando algunos elementos del la reflexión oriental, por lo que la filosofía no podría considerarse como una creación original del pueblo griego. Unos de los elementos a tener en cuenta es la posición de Grecia respecto de oriente, su lugar costero en el mar Mediterráneo la hacia un paso obligado para las rutas comerciales de aquellos que querían viajar de Asia a Europa y viceversa. Así mismo, algunos de los primeros filósofos, sostiene esta hipótesis, habrían viajado a Egipto y Babilonia en donde habrían adquirido conocimientos matemáticos y astronómicos, que luego habrían sido llevados a Grecia; pero que en contacto con la civilización griega habrían alcanzado un desarrollo superior al logrado en sus lugares de origen. 

La semilla del pueblo griego: del mito al logos
Según esta hipótesis la filosofía sería el resultado de la evolución de las formas primitivas del pensamiento mítico de la Grecia del siglo VII a.C. De esta forma existe una continuidad real entre la primera especulación racional y las representaciones religiosas que entrañaba de tal modo que las maneras de pensar que, en filosofía, logran definiciones claras y afirmaciones explícitas ya estaban implícitas en las irracionales intuiciones de lo mitológico.
De este modo se pueden estudiar elementos importantes derivados del contexto sociocultural de los griegos, así como lo político y lo económico de la época para explicar cómo este paso del mito a la racionalidad fue posible, y por qué se produjo en Grecia en lugar de en otra civilización de la época. La inexistencia de una casta sacerdotal, la figura del sabio, el predominio de la ciudad, la transmisión pública del saber, la libertad individual y el desarrollo de la escritura, hacen posible la puesta en entredicho de las explicaciones cosmológicas y su sustitución por una forma de pensamiento que no entrañe la creencia y la superstición propias de los pensamientos mítico y religioso.

El nacimiento de la filosofía: los presocráticos
La palabra filosofía sólo comenzó a ser utilizada de manera regular en un sentido parecido al actual alrededor del siglo V a.C. en la ciudad griega de Atenas. El primero que propuso en un texto una definición precisa de la filosofía, como actividad distinta de las demás, fue el ateniense Platón, quien atribuyó esa definición a su maestro Sócrates. Por tanto, es a partir de Sócrates, Platón y Aristóteles —discípulo de éste último— que los griegos empezaron a hablar con propiedad de filósofos, de escuelas de filosofía y de textos filosóficos. 
Sin embargo, se acepta que la actividad filosófica comenzó hacia el siglo VIII a.C., así no tuviese aún ese nombre. Por esta razón, muchos pensadores griegos que vivieron antes de Sócrates, o que fueron sus contemporáneos, los llamados presocráticos, también reciben el nombre de “filósofos”.
Varias condiciones particulares de la civilización griega hicieron posible el nacimiento de la filosofía occidental. Veamos.

La religión griega
En el pensamiento religioso griego encontramos un intento por explicar el mundo natural y el mundo social a partir de narraciones legendarias, o mitos, en las que participan los dioses y los hombres. En Grecia crecieron dos tradiciones religiosas:
• La tradición olímpica: fue la más ampliamente aceptada. Se trataba de una religión politeísta de dioses con forma humana, que tenían poderes especiales y se distinguían de los hombres por ser inmortales. Textos representativos de esta tradición son los poemas épicos de carácter narrativo, La Ilíada y La Odisea, originados en una larga tradición oral y más tarde puestos por escrito por Homero. La Ilíada y La Odisea contienen historias sobre el pasado de los griegos, descripciones de su modo de vida y de sus relaciones con los dioses. Pero, sobre todo, proponen modelos de conducta moral: fueron durante mucho tiempo utilizados para educar a los jóvenes, una de las preocupaciones centrales de los griegos.
En los relatos épicos el protagonismo recae en la figura del héroe: seres humanos o semidioses, virtuosos por naturaleza, abocados a cumplir con su destino. El epos, o poesía épica, constituyó durante mucho tiempo la “enciclopedia” cultural de los griegos.
Otros textos representativos de la tradición olímpica son los escritos del poeta
Hesíodo. En ellos encontramos un intento por explicar el origen de los dioses, de la sociedad y del orden del universo, mediante mitos en los que la búsqueda de la verdad y el deseo de encontrar las causas de todo lo existente ya está presente.
• La tradición órfica: se llama así en remembranza a unos himnos atribuidos al poeta legendario Orfeo. En ellos se advierte sobre el origen convulso del hombre, en parte divino e incorruptible y en parte natural, corruptible y negativo. El orfismo creía en la reencarnación como el proceso mediante el cual el hombre podía paulatinamente liberarse de su cuerpo, en el que estaba encarcelado.
En el culto a Dionisos, que practicaban los órficos, se originó la tragedia griega, en parte representación teatral y en parte rito religioso. El héroe de las tragedias debe decidir entre aceptar su destino o violentarlo, pero cuando lo violenta transgrede el orden divino del mundo, debiendo morir para poder expiar su culpa. Tanto en los himnos órficos como en las tragedias escritas posteriormente encontramos ideas profundas sobre la condición humana y sobre la moral.

La lengua
Aunque entre los siglos XIII y IX a.C. los griegos desarrollaron una cultura oral, al haber abandonado por razones desconocidas un sistema de escritura muy antiguo, uno de sus logros más significativos fue el diseño de una escritura fonética a partir de la escritura silábica que heredaron de los fenicios. La escritura fonética les enseñó a abstraer. Pero también la estructura misma de su lengua lo permitió: en ella se pueden formar con facilidad conceptos abstractos.

La organización política.
Al vivir en ciudades independientes llamadas polis, de donde proviene la palabra “política”, los griegos pudieron explorar y experimentar diversos modos de organización de la sociedad. Fueron los creadores de la democracia, un sistema de gobierno basado en criterios abstractos y racionales, que obligaba a los ciudadanos a argumentar para obtener poder. Sin la libertad de pensamiento y sin los debates con argumentos que se llevaban a cabo en la plaza pública o ágora, para tomar decisiones importantes sobre el gobierno de la ciudad, difícilmente se podría explicar el origen de una actividad filosófica tan variada.

La estructura del mito hesiódico
(En la "Teogonía") sirve de modelo según Vernant a toda la física Jonia, siguiendo a Cornford. En este mito, en efecto, la realidad se genera a partir de un estado inicial de indistinción, por segregación de parejas de contrarios que interactúan hasta acabar configurando toda la realidad conocida. Existen pues tres momentos fundamentales en el discurrir de la narración: 
1) Se parte de un estado de indistinción del elemento originario. 
2) De él brotan, por segregación, parejas de contrarios. 
3) Conforme a un ciclo siempre renovado se produce una continua interacción de contrarios. 
Ahora bien, esta misma estructura la encontramos en las explicaciones de los primeros filósofos jonios, pero en ellos ha tomado ya la forma de un problema: en la filosofía el mito esta racionalizado. El mito es animista, mágico, recurre a lo invisible como fundamento de lo visible, acepta lo sobrenatural y lo extraordinario. La cosmología de los primeros filósofos modifica su lenguaje y cambia de contenido: en lugar de narrar los acontecimientos sucesivos, define los primeros principios constitutivos del ser; en lugar de presentarnos una lucha de dioses nos ofrece un intercambio mecánico de procesos o fenómenos naturales. ¿Cuáles son las condiciones bajo las que se produce este cambio? 
Para Vernant, el nacimiento de la filosofía es explicable aduciendo causas históricas y sociales. La inexistencia de una casta sacerdotal en Grecia, dadas las características especiales de la religión griega, elimina la posibilidad de instaurar un dogma religioso, así como la posibilidad de hacer de lo religioso un discurso cerrado, accesible sólo a los que pertenecen a la casta sacerdotal; no hay, pues, secretos que ocultar. El sabio, que es a la vez adivino, poeta, profeta, músico, médico, purificador, curandero, pero distinto del sacerdote o chamán de las religiones orientales, y que tiene el poder de ver y hacer ver lo invisible, divulga sus conocimientos: la enseñanza se opone aquí a la iniciación esotérica en una doctrina. Los conocimientos se divulgan, desembarazándose así de la figura del mago. La expansión de la ciudad, correlativamente al auge económico derivado del comercio fundamentalmente, supone el advenimiento del ciudadano, circunstancia paralela al nacimiento y desarrollo de la filosofía. La importancia del linaje deja paso a la prioridad de la polis, de la comunidad, lo que suele ir acompañado de una organización política que reclama la publicidad. El saber es trasladado a la plaza, en plena ágora, siendo objeto de un debate público donde la argumentación dialéctica terminará por predominar sobre la iluminación sobrenatural.
La filosofía, pues, si bien enraizada en el mito, parece ser una creación original del pueblo griego. Su rechazo de lo sobrenatural, de lo mágico, de la ambivalencia, son signos de una racionalidad que difícilmente podemos encontrar en otras formas de pensamiento anterior.
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